NI
FALSOS NI POSITIVOS
Alix Yaneth Panesso
Ruiz.
Estudiante de primer
semestre de la Facultad de Derecho y ciencias políticas de la Universidad de
Antioquia, sede Sonsón.
Declaración Universal de Derechos Humanos.
Introducción
El propósito de este ensayo acerca de los falsos
positivos en Colombia es demostrar la culpabilidad y la impunidad de las
fuerzas militares en los diferentes casos que a partir del año 2001 empezaron a
presentarse en nuestro país y que para el año
2008 empezaron a salir a la luz pública. Los falsos positivos son
asesinatos de civiles inocentes, por parte de las fuerzas militares, para
presentarlos como bajas en combate. En el Derecho Internacional Humanitario a
estos sucesos se les conoce como ejecuciones extrajudiciales.
El
escándalo que tanto nos ha horrorizado sobre los falsos positivos, ha
involucrado a miembros del Ejército de Colombia con el asesinato de civiles
inocentes para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate dentro del
marco del conflicto armado que vive el país.
Estos asesinatos han tenido como objetivo principal, presentar resultados por parte de las fuerzas armadas del combate del estado; a estos casos se les conoce en el Derecho Internacional Humanitario como ejecuciones extrajudiciales y en el Derecho Penal Colombiano como homicidios en persona protegida.
En el año 2008 se conoció el caso de la desaparición de varios jóvenes de Soacha, Cundinamarca. Personas desempleada que fueron reclutadas y meses después encontradas por sus familiares y presentados por el ejército como guerrilleros dados de baja en combate; los cuerpos fueron hallados en Ocaña, Norte de Santander; ciudad con una distancia de unos 550 kilómetros de la capital de la república. A esto se le agrega que en un informe de 2010 la Fundación para la Educación y el Desarrollo (FEDES) reportó, “las madres de los jóvenes desaparecidos [de Soacha] vienen siendo objeto de un sistemático hostigamiento con el único e inequívoco propósito de desalentar esta noble lucha. Se ha establecido que “son en total 11 las amenazas que han recibido las familias denunciantes de los falsos positivos más las proferidas contra el personero de Soacha...” (1). Otro ejemplo de hostigamiento que podamos citar es “el caso de las niñas y los niños de Tame, en el que se han verificado numerosos actos de intimidación y amenazas a testigos, víctimas y representantes de las víctimas (2).
Estos asesinatos han tenido como objetivo principal, presentar resultados por parte de las fuerzas armadas del combate del estado; a estos casos se les conoce en el Derecho Internacional Humanitario como ejecuciones extrajudiciales y en el Derecho Penal Colombiano como homicidios en persona protegida.
En el año 2008 se conoció el caso de la desaparición de varios jóvenes de Soacha, Cundinamarca. Personas desempleada que fueron reclutadas y meses después encontradas por sus familiares y presentados por el ejército como guerrilleros dados de baja en combate; los cuerpos fueron hallados en Ocaña, Norte de Santander; ciudad con una distancia de unos 550 kilómetros de la capital de la república. A esto se le agrega que en un informe de 2010 la Fundación para la Educación y el Desarrollo (FEDES) reportó, “las madres de los jóvenes desaparecidos [de Soacha] vienen siendo objeto de un sistemático hostigamiento con el único e inequívoco propósito de desalentar esta noble lucha. Se ha establecido que “son en total 11 las amenazas que han recibido las familias denunciantes de los falsos positivos más las proferidas contra el personero de Soacha...” (1). Otro ejemplo de hostigamiento que podamos citar es “el caso de las niñas y los niños de Tame, en el que se han verificado numerosos actos de intimidación y amenazas a testigos, víctimas y representantes de las víctimas (2).
Estos no son sino algunos ejemplos, ya que
las intimidaciones y amenazas son prácticas corrientes en procesos por
violaciones de derechos humanos contra miembros de la Fuerza Pública. “Los mismos
actos de descalificación y estigmatización de quienes denuncian los delitos
cometidos por miembros del Ejército, tienen por objetivo también amedrentar a
víctimas y testigos.” (3)
1.
FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE DERECHOS HUMANOS, “la Guerra
se mide en Litros de Sangre”,
pág. 46
2.
Ibíd y p 46
3.
Ibíd y p 46
En investigaciones
realizadas por la Fiscalía General de la Nación, también se rebeló que en el caso
del falso y supuesto atentado terrorista en Bogotá, los militares no solo
buscaron el “positivo”, sino también beneficiarse de la recompensa de cinco
millones de pesos que se ofrecía en el momento. El objetivo de estos asesinatos es demostrar resultados
positivos y cobrar las recompensas que ofrece la Directiva 029 del Ministerio
de Defensa Nacional que pagaba hasta “3,8 millones de pesos por cabecillas y
miembros de guerrillas”.(4) Éste era el nivel al que pertenecían todos
los falsos positivos presentados por las fuerzas militares como guerrilleros
muertos en combate. A partir de esto, nos podríamos preguntar: ¿es posible que
la política de seguridad democrática financiara el presupuesto para pagar estas
recompensas? La respuesta a esta pregunta podría ser afirmativa, teniendo como
referencia el aumento del impuesto de
guerra para financiar la supuesta seguridad, pero lo que nunca se imagino el
país es que iba a ser cobrada a cuenta de la muertes de civiles inocentes.
Aunque en el 2010 se
han reducido los casos de falsos positivos,
especialmente en Antioquia, uno de los departamentos más afectados por
este tipo de delitos que cometen las fuerzas militares; los obstáculos en los procesos no los dejan
avanzar, entre ellas podríamos
mencionar las prácticas dilatorias de los abogados de los
uniformados y las amenazas contra
testigos y fiscales que llevan los procesos.
En opinión del relator de la ONU para las ejecuciones
extrajudiciales, Philip Alston: “Aunque elogia las medidas tomadas por el
Gobierno al respecto, el profesor Alston no ahorró críticas para la Ley de
Víctimas que se hundió el jueves y calificó las amenazas contra algunas
víctimas de falsos positivos como “un hostigamiento sistemático de los
militares hacia los sobrevivientes”. Así lo afirmó en el texto que el jueves
presentó a los medios de comunicación. A esto se le puede añadir el alto número
de crímenes que siguen en la impunidad presentados como casos de falsos
positivos, esta cifra también la dio a
conocer el profesor Philip Alston en un
informe publicado tras su visita en junio de 2009 al país.
4.
REVISTA SEMANA,Op.cit.,p.46
“Aunque estos asesinatos no fueron cometidos como parte
de una política oficial, encontré muchas unidades militares comprometidas con
los llamados falsos positivos, en los cuales las víctimas eran asesinadas por
militares, a menudo por beneficio o ganancia personal de los soldados.
Generalmente las víctimas fueron atraídas bajo falsas promesas por un
reclutador hasta una zona remota donde eran asesinadas por soldados, que
informaban luego que habían muerto en combate. Agrego: la actual tasa de
impunidad en relación con presuntas ejecuciones por parte de las fuerzas de
seguridad, llega hasta el 98,5% según fuentes creíbles y es demasiado alta”.
(5).
En otro de los informes entregados por la
Fiscalía General de la Nación, se evidencia que a pesar de que existen
investigaciones abiertas, estas no avanzan con celeridad, y la mayoría de ellas
permanecen en la etapa preliminar de la investigación durante años. “Las cifras
obtenidas de la Unidad de Derechos Humanos de dicha Fiscalía, indican que un
88,9% de los procesos por ejecuciones cometidas desde 2000 (es decir que algunas de
ellas fueron cometidas hace más de 10 años), se encuentran en etapa de
investigación. Por ejemplo, por un caso de falso positivo de Sumapaz,
Cundinamarca, del año 2006, no se ha tomado aún declaración de indagatoria, a
pesar de existir claras evidencias respecto de sus presuntos responsables (una
de las víctimas sobrevivió)”. (6) .
“Se
producen a veces retardos causados por disputas sobre la competencia
territorial de los jueces. Por ejemplo, en los casos de falsos positivos,
típicamente la víctima fue desaparecida en una localidad y ejecutada en otra,
que es donde luego se encuentra el cadáver. En principio, son entonces dos las
jurisdicciones que podrían conocer del caso. También se plantean demoras en el
traspaso de casos de expedientes de la justicia penal militar hacia la justicia
penal ordinaria.” (7)
5. ARDILA ARRIETA, Laura, Periódico El Espectador,
“Esos son asesinos a sangre Fría”, junio 2009
6. FEDERACIÓN
INTERNACIONAL DE DERECHOS HUMANOS, Op. Cit. , p. 4.
7.
FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE DERECHOS HUMANOS, “la Guerra
se mide en Litros de Sangre”, pág. 46
Uno
de los orígenes fundamentales que desencadenan en retrasos excesivos señalado
comúnmente es el de la Defensoría Militar, más conocida como la “DEMIL”. La
DEMIL es una organización que toma a su cargo la defensa de militares en los
procesos en que los mismos son acusados de violaciones de derechos humanos y
DIH. Su actuación se caracteriza por la utilización de medidas de aplazamiento
procesal para impedir el avance ordinario y normal de los procesos. La DEMIL es
una organización privada, que tiene fuertes lazos con las Fuerzas Armadas, un
ejemplo de ello, es que cuenta entre sus miembros con militares activos o
retirados y tiene sede en unidades militares. La DEMIL busca impedir la
búsqueda de la verdad, incluso haciendo presión sobre defendidos y testigos
para que no cuenten lo que saben, especialmente cuando se trata de prueba sobre
la responsabilidad de los más altos responsables. Así su accionar cumple un
doble objetivo: “1) dilatar e impedir el avance de los procesos; y 2) la
protección de los máximos responsables, a través de presiones para evitar que
se divulgue información que impida que
los involucrados puedan ascender en la escala de mando.(8)
Entre
las artimañas dilatorias, se han citado por ejemplo: la solicitud abusiva de
suspensión y aplazamiento de audiencias, la no concurrencia de abogados de los
defendidos a las audiencias, lo cual causa el aplazamiento de dicha diligencia
judicial o el cambio reiterado y excesivo de abogados defensores, incluso
se ha llegado a la renuncia al poder en medio de audiencias, así como también
el interposición improcedente y abusiva de recursos.
Uno de los problemas
más frecuentes en los procesos judiciales de los uniformados implicados en
estos casos, es la figura de vencimiento de términos, en donde la justicia en
su demora por definir si los casos los lleva la justicia militar o la justicia
ordinaria, tarda hasta que se vencen los términos y los militares implicados en
estos delitos quedan libres aumentando la impunidad en estos crímenes.
8.
FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE DERECHOS HUMANOS, “la Guerra
se mide en Litros de Sangre”, pág. 46
9.
Ibíd,p. 46
CONCLUSIONES
Esta comprobado
jurídicamente que las fuerzas militares si tuvieron participación en los más de
1800 casos de falsos positivos; además, con la ayuda de grupos paramilitares
que reclutaban campesinos para asesinarlos y después darlos al ejército para
presentarlos como guerrilleros muertos en combate, así lo dijo el jefe
paramilitar “Daniel Rendón Herrera, alias ‘Mario’; quien afirmo durante una
audiencia en Bogotá que participó en operaciones que concluyeron en 180 falsos
positivos en el Meta, con la colaboración de varios uniformados del ejército” .
Está es otra muestra
de los vínculos que existen entre las fuerzas militares y los grupos de
paramilitares, los cuales en años anteriores han demostrado su cooperación en
diferentes masacres ejecutadas por paramilitares con ayuda del ejército
nacional.
Se puede apreciar el
alto índice de impunidad en la judicialización de los culpables, una
arbitrariedad por parte de la justicia en casos que deberían ser resueltos más rápidamente y en los cuales
se debe aplicar todo el peso de la ley con todo su rigor e imparcialidad
sobre los responsables de dichos
crímenes.
Es el ejército el
brazo del gobierno elegido para proteger a la población civil y deben de dar
ejemplo con su comportamiento, pero podemos evidenciar que por el contrario se
han dedicado con sus actos a demostrar que son grandes combatientes con actos
ilegales e inhumanos en contra de la población civil.
BIBLIOGRAFIA:
1.
EL PAIS. CORTE PENAL
INSTITUCIONAL ANALIZA “FALSOS POSITIVOS” EN COLOMBIA. EL PAIS. Junio 13 de
2012.
2.
EVANS, Michael. LOS “FALSOS
POSITIVOS” SON UNA PRACTICA VIEJA EN EL EJERCITO. Semana. Enero, 2009.
3.
FEDERACION INTERNACIONAL DE
DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA. LA GUERRA SE MIDE EN LITROS DE SANGRE. FEDERACION
INTERNACIONAL DE DERECHOS HUMANOS. Junio, 2012; p.p 56.
4.
MELO RODRIGUEZ, Luz Martha y
ROJAS MANCIPE, Laura. ENTRE TITULARES, IMAGINARIOS, FALSEDADES Y POSITIVOS.
“A.1”. 3. Diciembre, 2011; p.p 145.
5.
REVISTA SEMANA. VERDADEROS
FALSOS POSITIVOS. Semana. Edición No. 1.282. noviembre 27 a Diciembre 4, 2006;
p.p. 54 – 55.
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